miércoles, 27 de marzo de 2013

Al norte frío


El silencio de los concientes ahogado en valles de palabras
Saltan las piedras desde la rueda hacia las tumbas 
Se matean sueños, miradas lentas, pasos acobardados se entrepisan, no se distraen
Cuentan anécdotas de corderos vivos, promesas enterradas, visitas diarias.
La música sangra entre las cuerdas y el viento.
pero ante todo se elabora el tiempo
Construyen el tiempo sin mucho ni poco, con manos arrugadas en los bolsillos,
esperando una lluvia fuerte, una montaña de vino, un cerro que vomite río.
Y ahí, en orden, las frutas que crecieron solas
junto a las papas que no quisieron hacerlo
Los pájaros que aprendieron a cantar sin vergüenza
acompañan a los niños que repiten coplas
De día la tierra se quiebra muerta, de noche se vela al silencio y no se mira atrás.
Y entre vientos desganados de algunos días, cielos agónicos de rojos y verdes que arrastra la lluvia; viven. Viven y se preguntan por la distancia familiar que puede implicar el trabajo, por la materia inusitada del fantasmal progreso.
Se preguntan y resisten lo que otros traen
y nunca falta que brote el cielo y se pegoteen los zapatos.
Que la tierra absorba, el cuero cubra. Mientras el ojo chueco aún se está acostumbrando al horizonte, al personaje de alcohol continuo con caras de piedra, al taco contra el piso de madera en una noche de garufa, mascando coca al ritmo de las moscas y al son del diablo.

2 comentarios:

1690ta dijo...

Muy buena, tiene un aire a guanuqueando

1690ta dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.