jueves, 9 de julio de 2009

Que día tan especial, el viento arrastrando aquellos momentos, la lástima de tener que dormir. Me quedo un rato mas. Me paro, un cigarrillo y de nuevo a la habitación. Me olvido el vaso de agua. Me da miedo o frío. Aumento el poder de concentración. Ruidos inusualmente escuchados por la mañana. Dilato el recuerdo, se cierran las conclusiones. Cuestiones dadas pasadas amasadas hasta el cansancio. Más viento, parece que nunca va a acabar, como esta ansiedad surgida del perder. Sospechar que hay más placeres al menos lo demuestra el inconsciente mientras duermo. Pero no me quiero dormir. No me quiero morir. Vicios rondando como fantasmas de la juventud que se vuelan con este viento, desde donde aparecen personas, desde donde acuso sus ausencias. Me quedo un rato más. Me siento otra vez para esperar la mañana. Y si me dejaran de mirar? Ya no estoy aca. A donde me fui? Claro, también soy ausencia.


Considerando las distintas formas en que fui dependiendo de esta obsesión destructiva al fin y al cabo, no he dado con la medicina. Debería probar la alternativa aunque la razón no me lo permita. Sigo en búsqueda del equilibrio desequilibrando. Había creído encontrar algo, no era nada, había creído encontrar la nada, puta esto es el vacío.

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